El artículo lo he releido hoy y como me gusta, he decidido subirlo aquí. Se puede decir que es una primicia jeje.
Espero que os guste.
"Me gustaría empezar hablando de mí para concluir hablando de las personas que pueblan la prisión.
Tengo veintitrés años y algo de experiencia en voluntariados. Sin embargo, cuando me propuse hacer este, me surgieron muchas dudas. No sabía como enfocaría un taller de pirograbado y menos para este sector. No sabía si estaría preparado para ponerme delante de un grupo de presos y decirles lo que tenían que hacer. Por otro lado, la gente que te conoce te imprime mas inseguridad sobre el trabajo que vas a desempeñar y todo por miedo a lo que allí dentro pueda haber.
Desde que empecé hace seis meses, todo ha sido un continuo proceso de aprendizaje pero no para los presos por lo que yo haya podido enseñar, si no por lo que yo he aprendido. El primer día ya tuve que hablar para cuarenta personas, con lo que a mi me cuesta hablar en público. Al terminar, un hombre se me acercó a preguntarme en relación al taller y su última pregunta fue que cual era mi motivación para venir a enseñar a la cárcel y, además, de manera voluntaria. Sinceramente, me tuve que parar a pensar la respuesta. Y eso fue solo el primer día. Al final contaré lo que ahora hubiera respondido a eso.
Como me sucede siempre al hacer balance de un voluntariado, siento que he aprendido muchísimo de las personas con las que he trabajado. Me doy cuenta de que todas las personas continuamos aprendiendo a lo largo de toda nuestra vida, incluidas las que están presas. Ellos y ellas aprenden lo que supone la privación de libertad, dejar a los tuyos con los problemas y no poder estar ahí para ayudarlos, darte cuenta de que tu vida va a sufrir un paréntesis importante, aprender a no volverte loco entre las cuatro paredes que te rodean, aprendes a ser tu la victima de tus propios prejuicios.
Creo que toda nuestra vida es un proceso educativo con muchas carencias, valores erróneos y muchísimas complicaciones. Como resultado de ello, hay un número de personas que suspenden y necesitan ayuda del resto de alumnos para poder aprobar.
Por estos y otros motivos, la cárcel debe entenderse como una oportunidad de aprendizaje y cambio, para modificar aquello de ti que puede resultar perjudicial para los demás, para suplir aquellas carencias que tienen las personas, que motivan u originan la realización de un acto delictivo pero lo que nunca puede ser es un lugar donde reunir a todo el que se equivoca y alejarlo del resto de la sociedad, un lugar donde desterrar a los que no nos gustan ni un agujero donde enterrar nuestros miedos, los de toda la sociedad.
Es necesario hacer participe a la población de lo que significa una prisión, de su papel reeducativo, puesto que todos tendremos antes o después la oportunidad de cometer un delito y, sobre todo, para saber que no somos los segundos jueces de nadie, que no podemos etiquetar a la gente que ya ha pagado sus penas y cerrarle las puertas a la sociedad, a relacionarse, a desarrollarse como persona, a trabajar y a llevar una vida digna como todos los demás. Tenemos que empatizar y pensar como podríamos actuar para evitar que gente fuera a la cárcel, que gente cometiera delitos, que gente siga teniendo necesidades graves y que gente siga viviendo al margen de la sociedad, ya que esa gente no dejan de ser personas como tu y como yo pero con problemas más complejos o con menos capacidad para resolverlos.
Ahora respondería a aquel que me preguntó, que estoy ahí para aprender y enseñar a aprender."
Tengo veintitrés años y algo de experiencia en voluntariados. Sin embargo, cuando me propuse hacer este, me surgieron muchas dudas. No sabía como enfocaría un taller de pirograbado y menos para este sector. No sabía si estaría preparado para ponerme delante de un grupo de presos y decirles lo que tenían que hacer. Por otro lado, la gente que te conoce te imprime mas inseguridad sobre el trabajo que vas a desempeñar y todo por miedo a lo que allí dentro pueda haber.
Desde que empecé hace seis meses, todo ha sido un continuo proceso de aprendizaje pero no para los presos por lo que yo haya podido enseñar, si no por lo que yo he aprendido. El primer día ya tuve que hablar para cuarenta personas, con lo que a mi me cuesta hablar en público. Al terminar, un hombre se me acercó a preguntarme en relación al taller y su última pregunta fue que cual era mi motivación para venir a enseñar a la cárcel y, además, de manera voluntaria. Sinceramente, me tuve que parar a pensar la respuesta. Y eso fue solo el primer día. Al final contaré lo que ahora hubiera respondido a eso.
Como me sucede siempre al hacer balance de un voluntariado, siento que he aprendido muchísimo de las personas con las que he trabajado. Me doy cuenta de que todas las personas continuamos aprendiendo a lo largo de toda nuestra vida, incluidas las que están presas. Ellos y ellas aprenden lo que supone la privación de libertad, dejar a los tuyos con los problemas y no poder estar ahí para ayudarlos, darte cuenta de que tu vida va a sufrir un paréntesis importante, aprender a no volverte loco entre las cuatro paredes que te rodean, aprendes a ser tu la victima de tus propios prejuicios.
Creo que toda nuestra vida es un proceso educativo con muchas carencias, valores erróneos y muchísimas complicaciones. Como resultado de ello, hay un número de personas que suspenden y necesitan ayuda del resto de alumnos para poder aprobar.
Por estos y otros motivos, la cárcel debe entenderse como una oportunidad de aprendizaje y cambio, para modificar aquello de ti que puede resultar perjudicial para los demás, para suplir aquellas carencias que tienen las personas, que motivan u originan la realización de un acto delictivo pero lo que nunca puede ser es un lugar donde reunir a todo el que se equivoca y alejarlo del resto de la sociedad, un lugar donde desterrar a los que no nos gustan ni un agujero donde enterrar nuestros miedos, los de toda la sociedad.
Es necesario hacer participe a la población de lo que significa una prisión, de su papel reeducativo, puesto que todos tendremos antes o después la oportunidad de cometer un delito y, sobre todo, para saber que no somos los segundos jueces de nadie, que no podemos etiquetar a la gente que ya ha pagado sus penas y cerrarle las puertas a la sociedad, a relacionarse, a desarrollarse como persona, a trabajar y a llevar una vida digna como todos los demás. Tenemos que empatizar y pensar como podríamos actuar para evitar que gente fuera a la cárcel, que gente cometiera delitos, que gente siga teniendo necesidades graves y que gente siga viviendo al margen de la sociedad, ya que esa gente no dejan de ser personas como tu y como yo pero con problemas más complejos o con menos capacidad para resolverlos.
Ahora respondería a aquel que me preguntó, que estoy ahí para aprender y enseñar a aprender."
